DISTRIBUCIÓN DE CRAGAS, LA CLAVE PARA EVITAR LA POBREZA
- Valentina Piza
- 4 sept 2020
- 2 Min. de lectura
29 de agosto de 2020

PALABRAS CLAVE: Mujeres, economía, pobreza, remuneración, reconocimiento
Se afirma que para cuando termine el 2020, millones de mujeres en América Latina y el Caribe estarían bajo la línea de la pobreza. Afirmado por el estudio “cuidados en América Latina y el Caribe en tiempos de covid-19. Hacia sistemas integrales para fortalecer la respuesta y la remuneración”.
Entre las diferentes razones este informe se basa en el impacto que genera para el desarrollo de las mujeres y la economía de los países, el desequilibrio en la distribución de las labores de cuidado y trabajo no remunerado.
Al hablar de las tareas de cuidado se hace referencia como el trabajo no pagado que se realiza dentro del hogar, como mantenimiento de la vivienda y el cuidado de personas que vivan dentro del hogar o de la comunidad. Hasta hace poco la región empezó a tener en cuenta este tipo de labores como parte importante para el desarrollo social y económico del país.
Se habla especialmente de mujeres porque son ellas quienes a diferencia de los hombres dedican más tiempo a los cuidados del hogar, según las cifras del Dane indica que las tareas del hogar se respaldan en $185,7 billones de los cuales las mujeres aportan $134 billones. Es decir que, el 78% de tiempo que se invierte en los cuidados no pagados lo aportan las mujeres.
CONCLUSIÓN:
Las mujeres se encuentran en el dilema de participar en la producción económicamente retribuida, la cual es opcional para algunas y necesaria para gran porcentaje de mujeres a nivel mundial; y el trabajo para respaldar la reproducción social de quienes conforman un hogar; El dilema entre la calle donde los espacios son limitados y discriminados y el hogar donde el trabajo es comprometido, pero no es reconocido y tampoco se acompaña de una legitimidad social.
APRECIACIONES PERSONALES:
Las labores domesticas deben ser reconocidas como un empleo formal con salario y sus respectivas garantías sociales ya que estas tareas no son la obligación de la mujer. La sociedad con el pasar del tiempo ha asumido que el trabajo doméstico es una obligación natural de las mujeres, pero, lastimosamente esto ha sido producto de la división del trabajo y roles de género en donde son las mujeres quienes han sacrificado su vida laboral y personal para hacerse cargo de las tareas del hogar.
Comments